El plástico debería se suave y flexible y debería ser de algún color. Si vienen en bolsas de plástico, estas deben contener una pequeña cantidad de aire que no escape bajo presión moderada. Debe hacerse también una cuidadosa inspección a través de la envoltura sin abrir, en busca de cualquier punto opaco o peludo, gris o negro, o de cualquier mancha brillante o húmedos, de color blanquecino o amarillento. El primero es el crecimiento de moho, los segundos de bacterias.
Una vez realizada la inspección visual de los paquetes y la superficie de la comida, rasgar el plástico. Observa el olor que suelta en el momento de abrir la envoltura. Coge un pedazo de la comida y exprímelo. Sin importar el tipo, debe ser suave, esponjoso y tierno. Tiene que dar una ligera sensación lubricada, pero no debe sentirse húmedo en la superficie.